La ACNU tiene entre sus objetivos estatutarios “Recoger y expresar las denuncias a aquellas situaciones internacionales que pongan en peligro la paz y la seguridad de los pueblos y/o constituyen violaciones de los propósitos y principios de las Naciones Unidas” en función de ello realiza un plan de actividades y mantiene estrechos vínculos con organizaciones de la sociedad civil cubana, actuando como una red, en función de alcanzar la mayor divulgación y diseminación del conocimiento en el público en general de la actividad de las Naciones Unidas, así como con las agencias del sistema acreditadas en Cuba.
La ACNU le concede una importancia muy destacada a la realización de un Foro de Alto Nivel sobre la Cultura de Paz. Saludamos la iniciativa del Presidente del 69 Sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Sr. Sam K. Kutesa. El formato seleccionado para este Foro es alentador, al involucrar a todos los actores a debatir de conjunto un tema crucial y urgente para la supervivencia de la humanidad y la civilización en nuestro planeta.
La adopción en 1999 por la Asamblea General de las Naciones Unidas dela Resolución 53/243 Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz, adoptada por consenso fue un hito y una aspiración muy loable de las Naciones Unidas. En su Artículo I, la Declaración sobre Cultura de Paz, se establece que la cultura de paz, debe basarse entre otros valores en “el respeto pleno de los principios de soberanía, integridad territorial e independencia política de los Estados y de no injerencia en los asuntos que son esencialmente jurisdicción interna de los Estados, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional” y “el respeto y la promoción del derecho al desarrollo”. Sin embargo, a más de 15 años aún los Estados miembros no han logrado materializar estos valores.
El número de conflictos armados desde esa fecha ha alcanzado un total de 6 grandes conflictos a escala global, a los que se suman los ya tradicionales y cruentos; el conflicto palestino-israelí y la guerra civil afgana que dura hasta la actualidad, así como otros 9 llamados conflictos menores, con un alto costo de vidas humanas. Se calcula que las grandes guerras causan más de 10.000 muertes al año, las guerras y conflictos, 1.000–9.999 muertes al año y los pequeños conflictos entre 100-999 muertes al año.
El desarrollo de nuevas armas y el perfeccionamiento de las armas nucleares ha sido una constante por parte de un grupo significativos de Estados, asociados a las grandes transnacionales. El hambre y la malnutrición ciegan la vida cada año a 10 000 niños y niñas en el mundo por sólo mencionar a aquellos que “son la esperanza del mundo”. Cada año mueren 9 millones de niños por enfermedades que pudieran ser curables y cada 3 segundos muere un niño o niña menor de 5 años que pudiera ser salvado si los recursos destinados a las guerras se dedicaran al desarrollo y la cooperación internacional. El cambio climático causa cada año 60 000 muertes, sobre todo en países en desarrollo, más las miles de vidas que se pierden por las malas condiciones sanitarias y las afectaciones por desastres ambientales y ecológicos, con un mayor impacto en la infancia. Según la UNESCO, hay más de 870 millones de analfabetos en el mundo, de los cuales 500 millones son mujeres. La violencia de género continúa siendo una asignatura pendiente y un bochorno para el mundo. Estas cifras y situaciones espeluznantes que persisten en pleno siglo XXI nos indican que no se ha logrado un avance significativo en el establecimiento de una cultura de paz para todos y todas, donde se respete la dignidad humana, el derecho a la vida y el derecho al desarrollo.
Nuestra denuncia no significa en modo alguno que no continuemos enfrentando estas lacras, que trabajemos en nuestro país y para el mundo en el perfeccionamiento de nuestra sociedad, ni que renunciemos a la necesidad de revitalizar la ONU, de trabajar porque se le conceda el lugar y la importancia que puede aportar en el mejoramiento del mundo. Al respecto, consideramos necesario reafirmar nuestro compromiso con resoluciones de lsa Naciones Unidas vinculadas a la cultura de paz, como la 68/127 “Un mundo contra la violencia y el extremismo violento”, de diciembre de 2013, con la Res.69/140 “Promoción del diálogo, la comprensión y la cooperación entre religiones y culturas pro de paz”, de diciembre de 2014 y la 69/139 del mismo año sobre el “Seguimiento de la Declaración y Programa de Acción sobre Cultura de Paz”, en las que se le otorga a la sociedad civil un papel cada vez más decisivo en el fomento de la educación para la paz, la promoción de una cultura de paz y no violencia y la celebración del Día Internacional de la Paz el 21 de septiembre, con el desarrollo de acciones de sensibilización dentro de nuestros países y comunidades.
Desde la ACNU y las más de 100 organizaciones que forman parte de su membrecía, la paz constituye un eje central de trabajo, a los que se han incorporado actores sociales y religiosos, académicos y centros de estudios e investigaciones.
Nuestra experiencia en el desarrollo de actividades y campañas a favor de la reafirmación de la Cultura de Paz en Cuba se constata en la creciente acogida por la sociedad civil cubana del Día Internacional de la Paz. El Movimiento Cubano por la Paz, la Asociación Cubana de la Cruz Roja, Filial Cubana de la Internacional de Médicos contra la guerra nuclear, la Unión Nacional de Juristas de Cuba, el Consejo de Iglesias de Cuba, el Centro Félix Varela, la Organización de Solidaridad con los Pueblos de Asia, África y América Latina, la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes, la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, la Sociedad Cubana “José Martí”, el Instituto de Amistad con los Pueblos, la Unión Árabe de Cuba, la Federación de Mujeres Cubanas, el Centro “Oscar Arnulfo Romero” tienen programas y campañas permanentes en este ámbito, incluso con acciones específicas por la No Violencia contra la Mujer, en el marco de la campaña del Secretario General de las NNUU “Únete”.
La creación de Grupos de trabajo para la movilización de organizaciones y actores sociales en solidaridad con situaciones en nuestra región de América Latina y el Caribe, como la causa de las Malvinas, territorio usurpado al pueblo argentino, el apoyo irrestricto a Puerto Rico por su independencia, al pueblo de la Amazonía ecuatoriana en su batallar contra la Transnacional Chevrón-Texaco que tantos daños humanos y ecológicos ha causado, constituyen formas de violencia e irrespeto a los derechos humanos que interfieren de manera sostenida en una convivencia pacífica. Otros ejemplos son el caso de Palestina y Siria, que tanta tristeza y miseria ha impactado en estos pueblos.
Desde la sociedad civil cubana saludamos la adopción en la Segunda Cumbre de la CELAC la Proclama de la región de América Latina y el Caribe como Zona de paz, alentamos a todos los gobiernos de nuestra región a ser garantes de ese compromiso y exhortamos a la sociedad civil de otras regiones a trabajar por el establecimiento de Zonas de Paz en el mundo, como contribución indispensable a la Cultura de Paz que anhelamos.
En tal sentido, aspiramos que el bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por el Gobierno de Estados Unidos de América contra Cuba cese para contribuir al complejo proceso de normalización de relaciones diplomáticas entre ambos países. La comunidad internacional deberá continuar exigiendo su cese en la Asamblea General, lo que representa una importante contribución de la ONU a favor de la cultura de paz entre los Estados miembros.
Asimismo, con el ánimo de paz y el desarrollo de relaciones entre nuestros países, el gobierno norteamericano también deberá cerrar la ilegal base naval enclavada en territorio cubano, Guantánamo, en contra de la voluntad de los cubanos y cubanas, convertida bochornosamente en un centro internacional de torturas, vejaciones y violación de todos los derechos humanos.
El logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda post 2015, que deberá adoptarse en los próximos días, no se alcanzarán sino se consolida una cultura de paz en el mundo. La cultura debe constituir un eje transversal en la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible por parte de las naciones para garantizar el pleno disfrute de los derechos culturales en todos sus aspectos.
En este Fórum, reunidos gobiernos y organizaciones de la sociedad civil de todas partes del mundo, la Asociación Cubana de las Naciones Unidas, hace una vez más un llamado a la cordura, al desarrollo de una nueva ética, a la renovación de los compromisos adquiridos, al respeto de todos los derechos humanos para todas y todas, a la renuncia a la guerra, la coerción, a la amenaza y uso de la fuerza, a que prevalezca la paz, la amistad y la cooperación internacional entre los pueblos y países en homenaje al 70 aniversario de la Carta de las Naciones Unidas y fundación de nuestra Organización.
Con todos y para el bien de todos” dijo el Héroe Nacional de Cuba José Martí y “Patria es Humanidad”. Defendamos a nuestro planeta contra la guerra, que es defender nuestra propia existencia.
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La Asociación Cubana de las Naciones Unidas (ACNU), es una organización no gubernamental cubana sin fines de lucro, inscripta en el Registro Nacional de Asociaciones de la República de Cuba, al folio 65 del Libro Primero, con expediente No. 264-00-1484. Fue fundada el 30 de mayo de 1947, de acuerdo con los principios y propósitos de la Federación Mundial de Asociaciones pro Naciones Unidas, a la que está afiliada como Miembro. Tiene estatus consultivo especial ante el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) desde 1999, así como, es miembro de la Conferencia de las Naciones Unidas para las Organizaciones No Gubernamentales, del Departamento de Información Pública de las Naciones Unidas y es miembro observadora de la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático y la Convención contra la Sequía y la Desertificación.