Día Mundial de los Refugiados

Por  Astrid Barnet

“A fines del 2014, 59,5 millones de personas, el mayor número jamás registrado, se vieron desplazados por la fuerza en todo el mundo. Esto significa que hoy en día, una de cada 122 personas es un refugiado, un desplazado, o busca asilo”.

Lo anterior corresponde a un fragmento del Mensaje transmitido por el Secretario General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), a sus oficinas diplomáticas distribuidas en diversas partes del mundo, con motivo del 20 de Junio, Día Mundial de los Refugiados.

El Mensaje, leído en la sede de la Asociación Cubana de Naciones Unidas (ACNU), en esta capital, por Ana  Milagro Martínez, especialista de dicha institución, enfatiza en los desplazamientos forzosos de grandes núcleos humanos y de poblaciones enteras, producto de los sangrientos conflictos armados que tienen lugar en la actualidad en países como Siria; a las crisis de toda índole que ocurren en países como Iraq, Ucrania, Sudán del Sur, República Centroafricana, la zona nororiental de Nigeria y en algunas zonas de Paquistaní; la ola de personas desarraigadas crece también, prueba de ello es el aumento de los viajes clandestinos por la vía marítima en zonas del Mediterráneo y de Asia Sudoriental. Igualmente, las situaciones de asilo prolongado duran ahora un promedio de 25 años.

Sobre este tema, sus características y causas originarias, históricas y religiosas, al igual que sus actuales consecuencias en la vida de millones de seres humanos, en especial, mujeres y niños, versaron las intervenciones de la profesora universitaria doctora María Elena Alvarez y el MSc. Alberto de Aragón, Oficial Asistente de protección del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, de la Oficina de Cuba,  quienes profundizaron ampliamente no sólo en lo expuesto en el Mensaje del principal directivo de la ONU, sino también en las razones en específico que han provocado y continúan provocando un aumento y aceleración cada vez mayor de desplazados y expulsados de sus lugares de origen ubicados en diversos puntos de Asia y África. Razones que están dadas en específico en la incidencia e intereses económicos y expansionistas del capital imperial y su necesidad urgente e  inmediata de continuar controlando zonas estratégicas del planeta, además de grandes reservas de minerales estratégicos (uranio empobrecido), hídricas y de gas, entre otras, cuyas reservas más potenciales se hallan en diversos puntos de los citados continentes.

“En tiempos como estos, es esencial que los gobiernos y las sociedades de todo el mundo renueven su compromiso de brindar refugio y seguridad a aquellos que lo han pedido todo como consecuencia de un conflicto o de la persecución”, destaca el documento del Secretario General de la ONU, para agregar seguidamente que “ahora que el 86% viven en el mundo en desarrollo, y que el sistema de respuesta humanitaria está cada vez más al límite, la solidaridad internacional y la distribución de la carga son cruciales para satisfacer las necesidades de las comunidades desplazadas, así como las de las comunidades de acogida”.

Los refugiados son grandes comunidades de hombres, mujeres y niños quienes, antes de ser desplazados, llevaban una vida normal y su mayor anhelo es recuperarla.

Ahora, más que nunca, tal situación nos convoca a rememorar el discurso del Líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, durante el XXXIV PERIODO DE SESIONES DE LA ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS, EFECTUADO EN NUEVA YORK, EL 12 DE OCTUBRE DE 1979. Intervención cuyos puntos de análisis son hoy más vigentes y profundos que nunca antes para la salvaguarda de la paz y el destino de los pueblos y países de todo el mundo. Refrendamos algunos de ellos muy ligados a la situación que se está dando sobre el tema Refugiados:

“(…) La historia nos ha enseñado que el acceso a la independencia para un pueblo que se libera del sistema colonial o neocolonial es, a la vez, el último acto de una larga lucha y el primero de una nueva y difícil batalla. Porque la independencia, la soberanía y la libertad de nuestros pueblos, aparentemente libres, están de continuo amenazadas por el control externo de sus recursos naturales, por la imposición financiera de organismos internacionales oficiales y por la precaria situación de sus economías que les merma la plenitud soberana.

“(…) La paz figura en el primer orden de preocupaciones. Queremos una paz que beneficie por igual a los grandes y a los pequeños, a los poderosos y a los débiles, que abarque todos los ámbitos del mundo y llegue a todos sus ciudadanos.

"(…) La lucha por eliminar la injusticia del sistema económico internacional existente y establecer el Nuevo Orden Económico Internacional es parte integrante de la lucha de un pueblo por la liberación política, económica, cultural y social".

“(…) Los recursos financieros que reciben los países en desarrollo, son insuficientes. ¡Y deben ser aumentados! Los gastos en armamentos, son irracionales. ¡Deben cesar y sus fondos empleados en financiar el desarrollo! El sistema monetario internacional que hoy predomina, está en bancarrota. ¡Y debe ser sustituido!

“(…) Ya se habla de fuerzas militares especiales para ocupar los campos petrolíferos y las fuentes de materias primas.

“(…) Pero si es deber de todos la preocupación por este panorama sombrío, es deber, primero, de los que poseen una mayor suma de riqueza y bienestar material.

“(…) Hablo en nombre de los niños que en el mundo no tienen un pedazo de pan; hablo en nombre de los enfermos que no tienen medicinas; hablo en nombre de aquellos a los que se les ha negado el derecho a la vida y la dignidad humana.

“(…) No he venido aquí como profeta de la revolución; no he venido a pedir o desear que el mundo se convulsione violentamente. Hemos venido a hablar de paz y colaboración entre los pueblos, y hemos venido a advertir que si no resolvemos pacífica y sabiamente las injusticias y desigualdades actuales el futuro será apocalíptico.

“(…) Digamos adiós a las armas y consagrémonos civilizadamente a los problemas más agobiantes de nuestra era. Esa es la responsabilidad y el deber más sagrado de todos los estadistas del mundo. Esa es, además, la premisa indispensable de la supervivencia humana”.