No le faltan enemigos al espíritu humano, mas ese es (el “factor dios”) uno de los más pertinaces y corrosivos. Como ha quedado demostrado y desgraciadamente seguirá demostrándose.
José Saramago (18-09-2011)
El resultado del plebiscito del 2 de octubre en Colombia expresó una realidad política nueva in crescendo: la consolidación ideológica de una derecha basada en un discurso moralista defendido por “líderes religiosos y pastores morales” de iglesias fundamentalistas de gran dinamismo y vitalidad juvenil. Este sector imprimió en su feligresía férrea disciplina e infatigable activismo a favor del NO durante toda la campaña. Lograron posicionar una matriz de opinión en base al miedo y la mentira. Es la misma estrategia que funcionó en las marchas homofóbicas del 10 de agosto y que seguirá fortaleciéndose de aquí en adelante. La decisión política del soberano se supedita a una profunda motivación religiosa dirigida y controlada por los “pastores morales”. Como lo dijo Saramago en septiembre de 2011 después del derribamiento de las torres de Nueva York, el “factor dios” está presente en la vida como si efectivamente fuese dueño y señor de ella. Ese decisivo factor hoy está direccionado por un discurso “pro-familia” anti “ideología de género” cuyo impacto sobre la re-negociación de los acuerdos con las FARC, o una posible futura asamblea constituyente puede significar enormes retrocesos en términos de derechos y libertades de las mujeres, de la academia y de la comunidad LGBTI. Tal factor no puede seguir desapercibido en los análisis y estudios sobre la nueva cultura política emergente en nuestro país.
La construcción de una nueva hoja de ruta para la re-negociación dependerá del consenso que se logre alrededor de puntos comunes entre el gobierno, las FARC y el fortalecido Centro Democrático. Tarea nada fácil, pero obligatoria para salvar el proceso; pero se requerirá un mayúsculo desarrollo del talante dialógico entre las partes. Quizá lo más positivo de los resultados del plebiscito sea precisamente la inclusión de la extrema derecha en la reconfiguración del acuerdo, pero a la vez lo más incierto y arriesgado dado su carácter autoritario, intransigente e intolerante. Los días que siguen serán decisivos para definir el nuevo rumbo de la paz. Ésta sigue…pero de otra manera.
Fernando Torres Millán
3-10-16