Declaración de la ACNU a propósito del Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares

Con motivo a celebrarse el 26 de septiembre el Día Internacional para la Eliminación Total de las armas nucleares, la Asociación Cubana de las Naciones Unidas (ACNU) recuerda que la primera resolución aprobada por la Asamblea General, en 1946, fue relativa al desarme nuclear. Ello denotó la creciente preocupación del mundo con respecto a la amenaza del poder destructivo que las armas nucleares en manos inescrupulosas e intereses egoístas representaban para la humanidad. 
A casi 75 años de la adopción de dicha resolución continúa siendo una imperiosa necesidad lograr el desarme nuclear y librar a las futuras generaciones de la amenaza del uso de las armas nucleares.
La ACNU ha venido celebrando este día internacional desde su establecimiento con diferentes actividades que propician la presencia de académicos, estudiantes, decisores de política y la sociedad en general, como apoyo a las acciones de la ONU en reafirmar el compromiso prioritario con el desarme nuclear global y sensibilizar a todos acerca de la necesidad del destruir tales armas.
El Tratado sobre la  Prohibición de las Armas Nucleares, adoptado el 7 de julio de 2017 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, marca un importante paso y contribución hacia el objetivo común de un mundo sin armas nucleares. No obstante, aún se necesita de un compromiso claro hacia un proceso efectivo y jurídicamente vinculante dirigido al desarme nuclear.
La frustración ha aumentado entre la comunidad internacional. El retroceso del desarme nuclear, particularmente a partir del retiro de los Estados Unidos del Tratado sobre Armas nucleares de Alcance Intermedio (INF, por sus siglas en inglés) ha elevado las preocupaciones. Hasta la fecha, aunque no suficiente, este tratado había fungido como importante freno de la carrera armamentista de las potencias nucleares implicadas.
Reiteramos nuestro llamamiento a todas las personas, asociaciones, academia, a la sociedad civil en general, a emprender actividades educativas sobre el impacto humanitario y el grave peligro que representa la existencia de estas armas, contribuyendo así a insertar una cultura de paz y solidaridad en las personas. Particularmente, queremos recordar a aquellos Estados que poseen armas nucleares que una guerra nuclear no puede ser ganada y mucho menos luchada.
Los pueblos del mundo reclamamos la paz. Los desafíos de seguridad que aún prevalecen no pueden ser una excusa para seguir confiando en las armas nucleares. El mundo necesita del diálogo civilizado y respetuoso que la solución de diferencias contrapuestas demanda. Solo así, podremos vivir sin miedo a desaparecer.

La Habana, 26 de septiembre de 2019