Asociación Cubana de las Naciones Unidas
Desde el año 2013 la Asamblea General de las Naciones Unidas decretó el 30 de julio como Día Mundial contra la Trata de Personas, con la intención de concientizar a las personas y en particular a los gobiernos, acerca de la grave problemática que ha traído la expansión de este flagelo a nivel mundial.
Desde la Asociación Cubana de las Naciones Unidas, con la colaboración de voces autorizadas en el tema, intentamos brindar un acercamiento desde la sociedad civil a este tema, como contribución a la creación de conciencia contra la Trata de Personas.
La Convención de Naciones Unidas aprobada en Nueva York el año 2000 contra la delincuencia organizada transnacional, conocida como la “Convención de Palermo”, define la Trata de Personas como la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación.
Asimismo, define que esa explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos.
Para la MS.C Lydia Guevara Ramírez, miembro de la Directiva de la Sociedad Cubana de Derecho Laboral y Seguridad Social de la Unión Nacional de Juristas de Cuba, la Trata de Personas con fines de explotación laboral, incluido el trabajo forzoso, incluye “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo al engaño, al fraude, la amenaza, la coerción, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad y promesas de un empleo que no ha podido conseguir en su lugar de origen”.
¿Cuál es la diferencia entre la Trata de Personas y el Tráfico de personas?
“Se diferencian de otros tipos de tráfico ilegal de seres humanos por los componentes antes mencionados, o sea, el engaño, la amenaza, el abuso de poder”.
La especialista aclara que, los migrantes ilegales, por ejemplo, aceptan ser trasladados en condiciones humillantes o de riesgo, y siempre es hacia el exterior de su país de procedencia u origen.
“Pero han consentido con tal movilización, aunque también terminan en la mayoría de los casos siendo explotados, pues para que la persona restituya los gastos que el traficante tuvo en el traslado, es reducida a servidumbre o prácticas análogas, se les obliga a realizar servicios o trabajos forzados, el comercio sexual y en los casos extremos, culmina con la extracción ilícita de órganos o tejidos humanos”.
Guevara Ramírez precisa que la Trata funciona casi siempre amparada en el engaño, en la promesa de creación de condiciones que la víctima quiere o anhela y se basa en las carencias que esta tiene y que, con la promesa del tratante, piensa resolver.
También añade que hay quien establece las diferencias desde la víctima, señalando que la Trata es un delito contra una persona y una violación de los derechos humanos, mientras que el Tráfico es un delito contra un Estado, constitutivo de una violación de las leyes migratorias de un determinado país.
¿Cómo está organizado el sistema de monitoreo de la Trata?
“Para mí, el sistema de monitoreo se crea a partir de la denuncia y la investigación por parte de las autoridades del hecho denunciado y se va creando un expediente que permite mantener la observación de los casos con lo que se tipifica el delito. Incluso, el monitoreo es el inicio de la implementación de un observatorio”.
¿Qué son las buenas prácticas existentes en la lucha contra la Trata de Personas?
Sobre cuáles serían las “buenas prácticas” en la lucha contra la Trata de Personas, la MS.C Lydia Guevara Ramírez acota que dicha definición refiere cualquier experiencia que funciona total o parcialmente para resolver una problemática y tiene implicaciones prácticas en otras situaciones o contextos.
“Las buenas prácticas se unen a políticas públicas como programas y planes que garantizan a las personas, en este caso, hombres, mujeres, niños y niñas, la solución de un conjunto de problemas que los hacen vulnerables y susceptibles de caer en manos de los tratantes”.
La miembro de la Directiva de la Sociedad Cubana de Derecho Laboral y Seguridad Social de la Unión Nacional de Juristas de Cuba, asegura que la Trata de Personas tiene consecuencias psicológicas que se manifiestan en depresión, trastorno por estrés postraumático y otros trastornos de ansiedad; ideas suicidas; y trastornos somáticos, como dolor discapacitante o disfunción física. “Y tiene efectos devastadores en las víctimas, porque destruye su dignidad, su libertad, el libre desarrollo de personalidad y en muchos casos deriva en la muerte”.
Por tales motivos, la experta corrobora que la primera, y quizá más importante estrategia para acabar con la Trata, “es apostar por la educación de las posibles víctimas. La sensibilización es otra medida muy eficaz, especialmente en el medio rural, y el rescate y reinserción de las víctimas”.
La Trata de Personas es un fenómeno que traspasa las fronteras
La Licenciada en Psicología, Maritza Aguilera Montero, Especialista de la Unidad de Promoción de Salud y Prevención de Enfermedades, considera que la Trata de Personas es un fenómeno que traspasa las fronteras y que demuestra que aún los derechos humanos no son una realidad en todos los rincones del mundo. Sus víctimas sufren efectos muy negativos en el aspecto económico y en la salud; pierden su voluntad y libertad, trayendo consigo tratos inhumanos, tales como extensas horas de trabajo de pie, sin medios de protección y en sobre exposición de esfuerzos, maltratos verbales y baja retribución económica.
La también MSc en Psicología de la Salud refiere que entre las afectaciones que pueden padecer las víctimas se encuentran los daños físicos: lesiones, trastornos alimenticios, daños en los órganos de los sentidos, quemaduras, fracturas, laceraciones, contusiones, abusos sexuales, abortos o embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual, además de estar en peligro de muerte.
Y reafirma que en el orden de la salud mental “las afectaciones más frecuentes son la depresión, trastornos del sueño, trastornos por estrés postraumático, trastornos de ansiedad, trastornos somáticos, ideas suicidas y el alto riesgo de quedar en la drogo dependencia”.
Aguilera Montero resume que las afectaciones físicas desencadenan daños psicológicos que en ocasiones son irreversibles como “el estigma y la discriminación que van a sufrir estas personas tanto en su país de origen como de destino, si no tienen un acompañamiento tanto familiar como especializado, para enfocarse en la recuperación emocional y poder reincorporarse a la sociedad”.
A partir de su experiencia con las víctimas, la Máster en Psicología de la Salud advierte que hay determinadas señales que nos alertan sobre este fenómeno como son: ofertas de “oportunidades únicas” promesas de realidad el sueño de viajar al exterior, sueldos astronómicos, contratos laborales en otro idioma, ofrecimiento de préstamos para los trámites de viaje (pasaportes y visas), empleos en países “extraños”, fotos para hojas de vida en vestido de baño, entre otras inconsistencias a las que se debe “reaccionar en cadena” y hablar con otras personas del entorno para lograr protección alrededor de la víctima.
Necesidad de actualización de la ley y la importancia del enjuiciamiento de este delito
El Dr. C. Arnel Medina Cuenca, Profesor Titular de Derecho Penal, asegura que la ley penal vigente en Cuba está necesitada de una actualización, en materia de trata y tráfico de personas.
“En el caso de la trata, solo la regula vinculada a la salida o la entrada del país, solo con fines de explotación sexual, dejando de regular entre otras modalidades, la trata interna, la trata con fines de explotación laboral, de tráfico de órganos y otras modalidades previstas en los Instrumentos Jurídicos Internacionales de los que Cuba es Estado parte”.
El también Vicedecano de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana y Vicepresidente de la Sociedad Cubana de Ciencias Penales, plantea que los esfuerzos fundamentales se deben realizar en el enfrentamiento y juzgamiento de los casos de proxenetismo, que generalmente son poco frecuentes en Cuba, y a veces se niegan a colaborar para el esclarecimiento de los hechos, ante el temor a represalias contra las víctimas y sus familiares.
“Resulta necesario perfeccionar las formas de prevención y especialmente de protección y tratamiento de las víctimas, con nuevos métodos y programas de inclusión social, que contribuyan a disminuir su incidencia en nuestro país y también con las personas que viajan al exterior ilusionadas con mejorar sus condiciones de vida y muy pronto se ven envueltas en las redes de trata de personas, de las que muy pocas podrán salir”.
Sobre la interrogante de qué hacer como sociedad antes este fenómeno, Medina Cuenca enumera la necesidad de concientizar la percepción del riesgo; entender que es un problema social y un delito tanto nacional como transnacional; exhorta a superar los estereotipos de género y sociales; y dejar de lado la negación de que “en nuestro país este problema no sucede”.
Añade que uno de los principales problemas que existe en Cuba es la falta de percepción de riesgos, de ahí la importancia del trabajo realizado por el Ministerio de Educación en la capacitación de maestros y profesores y de las actividades que se realizan por las organizaciones sociales y de masas en la divulgación de las características de ese delito, en sus múltiples manifestaciones.
El profesor Arnel Medina Cuenca evidencia algunos elementos del tipo penal, que caracterizan a la Trata de Personas, y entre los cuales incluye: el consentimiento, la transportación, la acogida, la amenaza, el uso de la fuerza o violencia, el engaño, el abuso de autoridad, la situación de vulnerabilidad, y la explotación.
Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas
Con el fin de comprometer a los países en la lucha por erradicar Trata de Personas, en 2003 entró en vigor el Protocolo de las Naciones Unidas para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, el cual hasta 2020 ha sido ratificado por 176 Estados, entre ellos Cuba.
Nuestro país ha refrendado en el artículo 66 de la Constitución la prohibición del trabajo de las niñas, los niños y los adolescentes. Igualmente, muestra logros en materia de protección social y seguridad ciudadanas, igualdad de oportunidades para las personas, programas para el empoderamiento de la mujer, el acceso gratuito a los servicios de salud, la educación, la cultura, el deporte y la recreación. Estas acciones permiten fortalecer la percepción de riesgo en la población e influir en algunas conductas nocivas.
En el país existen otras leyes, resoluciones y decretos que amparan la seguridad de los ciudadanos. Sin embargo es vital mejorar la efectividad de las medidas preventivas de todo tipo y de manera prioritaria con los medios de comunicación.
Todas las instituciones que garantizan la prevención y protección ante este delito, tienen conformados los planes y normas jurídicas para llevar adelante la labor preventiva. Además, se hace especial énfasis en la capacitación del personal, así como en la divulgación de los planes de acción para aumentar la percepción de riesgo de toda la población.
Para ello, bajo la política de “tolerancia cero” se elaboró el Plan de Acción Nacional para la Prevención y Enfrentamiento de la Trata de Personas en Cuba y la Protección a las Víctimas (2017-2020) divulgado en la Gaceta Oficial de la República No. 33 extraordinaria de 2 de agosto de 2017.
Esta es una herramienta fundamental en la actuación combinada entre el Estado y las organizaciones de la sociedad civil cubana para el abordaje de este grave delito.
En su preparación se tuvieron en cuenta los avances alcanzados en esa materia, los problemas no resueltos, los nuevos desafíos, la Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista, el “Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030: Visión de la Nación, Ejes y Sectores Estratégicos” y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Para esta publicación, contamos con la colaboración de:
Ms.C Lydia Guevara Ramírez, Secretaria de la Mujer de la Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas y miembro de la Directiva de la Sociedad Cubana de Derecho Laboral y Seguridad Social de la UNJC.
Licenciada en Psicología, Maritza Aguilera Montero, Especialista de la Unidad de Promoción de Salud y Prevención de Enfermedades. Máster en Psicología de la Salud.
Dr. C. Arnel Medina Cuenca . Profesor Titular de Derecho Penal y Vicedecano de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana. Vicepresidente de la Sociedad Cubana de Ciencias Penales.