(La Habana, 12 de marzo) El 12 de marzo de 1996, el presidente de los Estados Unidos William Clinton firmó la Ley Pública No. 104-114, “Ley para la libertad y la solidaridad democráticas cubanas (Ley Libertad) de 1996”, conocida popularmente como Helms-Burton, por el nombre de sus patrocinadores republicanos: el senador de Carolina del Norte, Jesse Helms y el representante por Indiana, Dan Burton.
Hoy, 12 de marzo de 2021 se cumplen 25 años de la firma y entrada en vigor de la llamada Ley Helms-Burton, que codificó el bloqueo económico, comercial y financiero de los EE.UU. contra Cuba y fortaleció su alcance extraterritorial.
La Ley Helms-Burton pretende internacionalizar el bloqueo por medio de medidas coercitivas contra terceros países, a fin de interrumpir sus relaciones de inversión y comerciales con Cuba y someter a esos Estados soberanos a la voluntad de los Estados Unidos.
La Ley Helms-Burton consta de cuatro títulos:
El Título I está dirigido a fortalecer internacionalmente la aplicación del bloqueo y las sanciones económicas contra Cuba.
El Título II establece una especie de plan de “transición” política en Cuba y de intervención de los EE.UU. en el destino de nuestro país.
El Título III plantea que los reclamantes de propiedades que fueron nacionalizadas o expropiadas en Cuba, incluyendo los que en ese momento no eran estadounidenses, deben ser protegidos. Para ello, establece un grupo de normas que incluye la posibilidad de demandar ante tribunales de los Estados Unidos a entidades que “trafiquen” con esas propiedades. La posibilidad de demandar a los beneficiarios del “tráfico” ha sido suspendida consistentemente desde 1996 hasta la actualidad.
El Título IV prohíbe la entrada a los Estados Unidos de ejecutivos y sus familiares y de propietarios de entidades que “trafiquen” con las propiedades nacionalizadas o expropiadas.
El objetivo de la Ley Helms-Burton es imponer un gobierno en Cuba, recuperar el dominio de Estados Unidos sobre la isla e incorporarla a su estrategia geopolítica. Dicha pretensión tiene su línea de continuidad en los disímiles instrumentos y mecanismos empleados por los Estados Unidos para este fin durante diferentes administraciones. La Ley Torricelli de 1992 y el Plan Bush de 2004 son muestra fehaciente de ello. La Ley Helms-Burton constituye un ataque directo a la soberanía de Cuba y a su sistema político y económico.