La ciencia y la tecnología han facilitado la
adaptación de los seres vivos, pero también han creado
y continúan creando nuevas condiciones estresantes
que requieren de nuevas respuestas adaptativas.
Muchos de los grandes avances tecnológicos
han resuelto grandes problemas a la humanidad,
pero también muchos de ellos han ocasionado
y ocasionan otros mayores al grado de ser incompatibles
con la supervivencia de la Madre Tierra.
“Tener conciencia de que el mañana existirá
y que puedo ejercer una influencia en él,
es lo propio del hombre".
Albert Jacquard
Valores y responsabilidad social del científico.
Indudablemente que la responsabilidad social del científico y su credibilidad debe ir acompañada de la apropiación de numerosos valores. Esto nos obliga a considerar diferentes aristas que quizás en el pasado no le prestamos la debida atención. Entre las muchas cuestiones que debemos atender es preciso considerar la ética en el desarrollo de nuestras investigaciones, en su divulgación, en la proyección social de nuestros resultados y desde luego en las relaciones interpersonales e interinstitucionales, una base fundamental para lograr éxito en nuestras metas como personas humanas. jurídicas y como sociedad.
Ningún propósito puede ir contra los intereses del otro, ni puede lograrse sin respetar al otro. El derecho de cada uno de nosotros termina donde comienza el derecho de los demás. Este es un principio básico para crecer en armonía, para construirnos como seres humanos y como buenos profesionales.
Guardar la debida ética profesional nos ayudará a ejercer la responsabilidad social en un marco de coherencia y respeto. Es la ética que debe reflejarse en la acción cotidiana, en los actos, en las tareas y en nuestro trabajo diario. Es la que nos ayuda a crecer cuando somos solidarios con el otro, expresando en nuestras acciones honradez, carácter, cortesía, discreción, honestidad, y compromiso social. Un especialista escribió que “las actuaciones contrarias a la ética no sólo dañan a quienes las sufren, sino principalmente a la comunidad humana en que acontecen”.
Puedo afirmar que con frecuencia los juicios o prejuicios que se tienen sobre las personas son derivados a las disciplinas que ellas ejercen, a los colectivos o a las instituciones a que pertenecen y con ello provocamos situaciones contrarias al buen desarrollo.
Hay una serie de valores que se consideran debemos guardar para crecer como seres humanos y como profesionales. Entre ellos están la modestia, respeto, honradez, sencillez, paciencia, bondad, rigor, criticidad, asertividad, flexibilidad, empatía, plasticidad y autenticidad. En cierta ocasión leí que para ser un buen científico hay que mudarse para la calle Perseverancia!!!
Ya he comentado anteriormente unas sabias palabras del compañero Fidel, pronunciadas el 13 de marzo de 1969 y que considero importante compartirlas nuevamente:.
"Será necesario luchar durante bastante tiempo para que la virtud más importante, la virtud más esencial, la virtud primera de un técnico, de un científico, se imponga. Y esa virtud debe ser la modestia, ¡la modestia! Y recuerden eso siempre: ¡la modestia! Cuántas relaciones de tipo humano se envenenan, cuántas cooperaciones se hacen imposibles, cuantas habladurías, cuántas chismografías, cuántas contradicciones derivadas de que el hombre todavía no haya sido suficientemente capaz de dominar ese primitivismo que lleva en sí, ese espíritu egoísta, ese individualismo, ese considerarse superior a los demás. Cuánto habrá que luchar para dominar hasta las formas de lenguaje; inculcar en los hombres ese sentido de lo importante es la obra, lo importante es lo que se haga, sin que importe si nos reconocen o no el mérito, sin que importe que nos reconozcan o no la paternidad de una investigación (...). A veces se envenenan las relaciones por celos profesionales, por vicios pequeñoburgueses que todavía subsisten desgraciadamente."
Lamentablemente en la vida cotidiana da la impresión que no pocas personas y en diversos lugares se imponen otros valores.
Ciencia, científicos y sociedad
La práctica de la investigación científica y la utilización del saber derivado de la investigación deberían estar siempre encaminadas a lograr el bienestar de la humanidad, a respetar la dignidad y los derechos de los seres humanos, y tener plenamente en cuenta la responsabilidad que nos incumbe con respecto a las generaciones presentes y futuras. Todas las partes interesadas deberían asumir un nuevo compromiso con estos importantes principios. Las ciencias deben contribuir a dotar a todas las personas de una comprensión más profunda de la naturaleza y la sociedad.
Son necesarias unas nuevas relaciones entre la ciencia y la sociedad para resolver apremiantes problemas mundiales como la pobreza, la degradación del medio ambiente, la insuficiencia de los servicios de salud pública entre otros. Es necesario que los gobiernos, la sociedad civil y el sector de la producción asuman un compromiso firme con la ciencia, y de que los investigadores científicos asuman un compromiso igualmente firme en pro del bienestar de la sociedad,
Todos los investigadores deberían comprometerse a acatar normas éticas estrictas y habría que elaborar para las profesiones científicas un código de deontología basado en los principios pertinentes consagrados en los instrumentos internacionales relativos a los derechos de todos los seres vivos, incluyendo la Madre Tierra.
La responsabilidad social que incumbe a los investigadores exige que un alto grado la honradez, difundan sus conocimientos entre el llamado gran público, participen en el debate público y formen a las jóvenes generaciones. Los programas de estudios científicos deberían incluir la ética de la ciencia, así como una formación relativa a la historia y la filosofía de la ciencia y sus repercusiones culturales.
Soy un cubano de a pie, como decimos aquí, con sus sueños, aspiraciones, frustraciones y decepciones, alegrías y esperanzas, como cualquier otro cubano o cubana, y con una confianza tremenda en el mejoramiento humano, aunque lamentablemente surgen percances en el andar diario. No podemos dejar de ser utópicos, debemos rescatar ese valor, no dejar de confiar ni de ser soñadores, como diría John Lennon. La mayoría de las personas con quienes me he relacionado en el transcurso de mi vida como profesional me han demostrado que el confiar, el soñar, la solidaridad y el respeto, son necesidades de quienes aspiramos a una vida noble.
Hay que propiciar espacios para que las personas se sientan motivadas para trabajar, sentirnos de otra manera, acudir al buen vivir. Es el “ser tratados y tratar a los demás como seres humanos.”Funcionarios que no se crean dioses todopoderosos, que sean amigos en lugar de jefes, que no reproduzcan la mediocridad, en fin que piensen. Gracias a quienes lo hacen.
La ciencia: ¿una amenaza?
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En el año 1981, fue publicado en Francia el libro “Au pueril de la science”, escrito por el destacado genetista francés Albert Jacquard. En el año 1983 se efectuó su primera edición en Buenos Aires bajo el título de“La ciencia ¿Una amenaza? Interrogantes de un genetista.”
Albert Jacquard nación en Lyon, Francia, en 1925. Dirigió el servicio genético de la Instituto Nacional de Estudios Demográficos de Francia, enseñó en numerosas universidades europeas. Fungió como experto ante la Organización Mundial de la Salud (OMS) y recibió, entre otros galardones, el grado de Oficial de la Legión de Honor. la Orden del Mérito Francéscomo reconocimiento por su trabajo y la medalla científica de la Fundación de Francia.
Murió el 11 de septiembre de 2013, a los 87 años de edad a causa de una leucemia, el mundo perdió " a un hombre que, viniendo de las ciencias, abrazó los combates por la igualdad y la justicia", señaló en un comunicado el Partido Comunista Francés. El genetista, el filósofo, el pensador, fue el activo militante ciudadano en múltiples causas, el gran científico e incansable divulgador científico (autor de una treintena de libros). Fue un hombre "valiente y profundamente bueno", cuyo anhelo era "la humanidad de los hombres". Tuvimos el privilegio de su presencia en Cuba y escuchar sus valiosas lecciones para la vida.
Algunas expresiones de Jacquard fueron:
Podemos enseñar a una computadora para decir "Te amo", pero no se le puede enseñar a amar.
Ser miembro pleno de la especie humana no puede reducirse a ser sólo un consumidor, sino que consiste en ser depositario del tesoro de preguntas y respuestas acumulado progresivamente por quienes nos precedieron.
Quienes han provocado dramas por falta de lucidez dicen que no fue ésa su voluntad, pero la falta de lucidez es un crimen cuando se tiene una responsabilidad.
La búsqueda del conocimiento no debería aceptar límites, pero "hay cosas que es mejor no hacer" decía Einstein, o sea que la ciencia debe someterse a la ética.
Breves consideraciones finales
Las expresiones de alarma ante las graves crisis que vive el planeta no son exageradas. En las últimos 50 años el desarrollo científico y tecnológico nos ha propulsado hasta pretender la conquista del espacio extraterrestre cuando aún nos queda mucho por hacer en la Tierra. Nos preocupamos de la existencia de vida fuera de nuestra aldea global pero olvidamos lo que en ella ocurre.
Los avances han sido grandes pero la gran paradoja son los peligros a que nos exponemos o que se derivan de esos propios progresos sobre todas las forma de vida. Hagamos un balance crítico.
He manifestado en muchos lugares que cuando escucho hablar de la informatización de la sociedad me aterro. Tal parece que los humanos vamos a ser seres informatizados, robotizados, cuando lo que aspiramos es a realizar un uso racional de la informática, su socialización, que es otra cosa muy distinta. Hay que evitar a toda costa que comencemos a producir “seres humanos” dominados por el desarrollo tecnológico que desemboque en un “repliegue neuronal”. Se precisa lograr una socialización no consumista ni banalizadora, ni manipuladora. ¿Haremos uso de los avances de la tecnociencia o será ella quien haga uso de nosotros?
¿Estamos preparados para asumir esta avalancha de la carga tecnológica? El cerebro humano es de una gran plasticidad, así lo muestran los estudios de nuestro origen y evolución, pero hay que ponderar en que medida esos avances compiten con esta propiedad.
No podemos ser parciales en cuanto a beneficios y perjuicios de la ciencia, como dice Jacquard, se precisa hacer un balance. Lo cierto es que mientras Curiosity llega a Marte y se dice que la nave Voyager entró en el entorno frío y oscuro del espacio interestelar, nuestro planeta azul nunca ha estado tan cerca de su destrucción total por la insensatez del propio Homo sapiens sapiens.
¿Cuántos miles de millones de dólares se gastan en planes que ni a corto ni a mediano plazo se revertirán en beneficios para la Tierra? Mientras, ¿Cuántos miles de niños han muerto, mueren y morirán en las minas de África en busca del Coltán u Oro Azul??
El Oro Azul, la columbita-tantalita o coltán, es un mineral del que se extrae el metal tantalio (y columbitas o niobio), que se conoce desde el siglo XIX, pero no fue hasta los años 80 cuando se descubrieron sus enormes posibilidades como conductor (con gran resistencia al calor) y prácticamente inoxidable.
Este mineral es fundamental para las industrias de aparatos electrónicos, centrales atómicas y espaciales, misiles balísticos, video juegos, aparatos de diagnóstico médico no invasivos, trenes sin ruedas (magnéticos), fibra óptica, etc.. Sin embargo el 60 % de su producción se destina a la elaboración de los condensadores y otras partes de los teléfonos celulares. Es lo que en cierta ocasión llamé: la postmodernidad ensangrentada.
¿Será el progreso científico y tecnológico, debido a la irresponsabilidad humana, la “desaforada carrera que nos puede llevar al abismo, al ocaso total de la Madre Tierra?
La ciencia y la tecnología no son productos neutros, impolutos, “descontaminados” de ideologías; todo concepto científico surge, se desarrolla en una época, en una sociedad y en una cultura determinada. El científico es producto de su tiempo y de su entorno, los tiempos moldean su interés científico.
Por otra parte, la ciencia no es la única forma de conocimiento, existen formas de saber fuera de ella como el saber tradicional, la llamada sabiduría popular, que no es menos real e inteligente. La ciencia no puede superar a la sabiduría o al conocimiento popular, ni ésta a aquella, son formas de conocimiento diferentes que poseemos. Un hombre sabio no es necesariamente un científico, ni un científico pasa automáticamente a la condición de sabio, sabio no es quien saca enseñanzas de las experiencias vividas. La ciencia no tiene el arsenal de todo el conocimiento humano, de todas las vivencias humanas.. “A la ciencia le convendría un poco de modestia”.
Concuerdo con quienes afirman que es preciso reconceptualizar nuestras ideas de progreso, de desarrollo, si deseamos pervivir, no solamente como seres humanos pues solamente somos una especie entre millones, y lo que está en juego no es únicamente nuestra especie, la más depredadora de todos los tiempos, es la existencia misma de toda la Madre Tierra. Es preciso quebrar el paradigma antropocéntrico y dominador que viene acompañando al ser humano desde tiempo pretéritos. No somos la especie elegida, no somos los dueños del mundo, somos parte de él.