«En este Día Internacional, los invito a que trabajemos juntos para promover el objetivo de un mundo sin minas ni restos explosivos de guerra.»
Mensaje del Secretario General con ocasión del Día Internacional de información sobre el peligro de las minas y de asistencia para las actividades relativas a las minas, 4 de abril de 2016.
Las minas y los restos explosivos de guerra constituyen una grave amenaza para la seguridad, la salud y la vida de la población local o un obstáculo para el desarrollo social y económico. Por ese motivo, la Asamblea General decidió en diciembre de 2005 que, todos los años se observara el Día Internacional de información sobre el peligro de las minas y de asistencia para las actividades relativas a las minas (resolución 60/97
).
«El desminado es una acción humanitaria»
El desminado salva vidas. Actuar contra las minas asegura que esos artefactos y otros explosivos en zonas devastadas por la guerra son hallados y destruidos, lo que permitirá la entrega de ayuda humanitaria y que los suministros lleguen a los más necesitados. El Servicio de las Naciones Unidas de Actividades relativas a las Minas (UNMAS) coordina equipos para despejar de explosivos las carreteras y pistas de aterrizaje, bloquear las zonas donde hay esos artefactos y capacitar a la población local para desminar y eliminar los explosivos. Nuestro trabajo es un primer paso crucial en el esfuerzo humanitario vital que seguirá.
Las minas terrestres no son los únicos explosivos que representan un peligro para los civiles que viven en zonas de conflicto o de post conflicto. Las bombas que no han sido detonadas, las granadas, las armas y munición sin dispositivos de seguridad, y los artefactos explosivos improvisados también pueden matar, herir e impedir el acceso a la atención médica, a la educación y al desarrollo. En Afganistán la cifra de muertes causadas por este tipo de artefactos es diez veces superior a las muertes por la explosión de minas terrestres.
La naturaleza de los conflictos también ha cambiado. El creciente protagonismo de los actores no gubernamentales y la menor frecuencia de acuerdos de paz estables han creado un entorno más complejo y peligroso para los trabajadores humanitarios.