Cada 3 de diciembre celebramos el Día de la Medicina Latinoamericana. Este año transcurre en circunstancias excepcionales por el impacto en nuestras poblaciones de la pandemia del nuevo coronavirus Sars Cov 2.
Ningún país ha podido escapar de sus desastrosas consecuencias. En algunos, sus sistemas de salud han colapsado o están a punto de hacerlo, con todo lo que ello implica para sus poblaciones y, particularmente, para los sectores más vulnerables y menos favorecidos.
En Cuba, el Sistema de Salud gratuito y universal, creado y desarrollado a lo largo de más de 60 años, incluso bajo el férreo bloqueo económico, comercial y financiero impuesto y aplicado por 11 administraciones norteamericanas, ha permitido a nuestro pueblo disponer de condiciones sanitarias que, para muchos, son solo quimeras.
Un pequeño país, de escasos recursos, bloqueado y atacado permanentemente por las fuerzas que detentan el poder sobre los medios de comunicación a nivel planetario, ha logrado la proeza de controlar la pandemia y estar en la avanzada mundial en la búsqueda de una vacuna para enfrentarla.
Cuba, como demostró el líder histórico de la Revolución, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, no ha luchado y lucha solamente por la salud de supueblo. Muchos otros pueblos, dentro y fuera de nuestra región, conocen de la solidaridad y de la eficacia de la medicina cubana y del altruismo y la valentía de su personal médico.
Cada médico, enfermera o enfermero, laboratorista y técnico de la salud ha hecho y sigue haciendo en cualquier confín del mundo lo que sabe hacer en su consultorio o en su puesto de trabajo: salvar vidas, a cambio solamente de la satisfacción de ver sonreír nuevamente al fruto de sus esfuerzos y desvelos. Esa es la enorme fortuna, invalorable, que acumulan durante su fructífera vida el personal cubano de la salud.
Por ahora, les dedicamos cada noche un aplauso, el mismo que llevamos, cada día, en nuestros corazones.
La Habana, 3 de diciembre de 2020
“Año 62 de la Revolución”