Las Malvinas son Argentina

Por   Astrid Barnet

“Tras su derrota por Gran Bretaña durante la guerra de Las Malvinas, en 1982, Argentina atravesó un proceso que estimo de carácter cultural, porque hubo un proceso de desmalvinización, al llegarse a ocultar  a los soldados, los maltratos durante la guerra, la falta de preparación de las fuerzas armadas argentinas y la forma en que se rindieron, no obstante la valentía de los soldados y niveles superiores”.

Así inició su diálogo con el Periódico digital Cubarte Juliana Marino, embajadora de la República de la Argentina en La Habana, al referirse a las consecuencias que, dentro del plano cultural tuvo para su país y, en especial para sus jóvenes, aquella confrontación bélica con Gran Bretaña.

La Diplomáticasudamericana agregó seguidamente que: “Este proceso duró casi veinte años, incluso durante toda la etapa neoliberal, por  lo cual todos creemos que a un esquema económico determinado se le apoya con una serie de movimientos culturales que plantean la muerte de las ideologías y el fin de la Historia.. En este marco podríamos inscribir que la gran causa de las Malvinas que todos amamos desde niños en nuestras escuelas se ocultó durante veinte años, no se trabajó más y, algo peor: no se reparó, no se cuidó, no se cobijó a esos soldados. Hubo tanta cantidad de suicidios como de muertes. Así, cuando pudimos tomar el gobierno nuevamente lleno de carácter nacional y popular, pudo revisarse toda esa etapa y trabajarse en ella. Sobre esa enorme herencia aquellos jóvenes –que ya no lo son tanto--, están siendo atendidos, recuperados, como protagonistas fundamentales de la transmisión de esa historia. Actualmente, existen unas películas muy interesantes en las que ellos se autocalifican como combatientes y no como ex combatientes, al afirmar que han pasado a ser combatientes por la vida. Al respecto, conozco algunos casos. Por ejemplo, uno de ellos está al frente de un teatro importantísimo en su pueblo; otro, realiza un trabajo de asistencia y cooperación junto a las organizaciones sociales donde reside; existe otro que trabaja el tema ecológico en la zona de la Patagonia…entre otros muchos. Como dicen ellos: Continuamos siendo combatientes de otras causas. En este sentido es que observo que ha habido una recuperación que les ha permitido colocarlos en una posición donde siempre debieron haber estado: la de héroes. Debemos saldar más a fondo aquella guerra desacertada llevada a cabo por razones espurias e ir metabolizando y trasladando todo esto a la juventud argentina, sobre todo en el plano educativo-cultural. Sobre esta situación tenemos mucho dentro del plano cultural –en lo esencial puestas en escena de teatro, como es el caso de un joven que pronto visitará a Cuba con una pieza unipersonal referida a Las Malvinas. Hay mucha producción en el plano cultural sobre esos hechos. Todo esto ayuda a recuperar la identidad nacional y a que nuestros jóvenes recuperen e integren toda su historia”.

Lo anterior tuvo lugar durante el reciente Taller “Actualización sobre la cuestión Malvinas”, organizado por la Asociación Cubana de las Naciones Unidas (ACNU), la Embajada de la República Argentina y el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de ese país. En él, durante dos días de intensos debates, directivos de organizaciones e instituciones cubanas, académicos, escritores, periodistas, juristas y científicos, tuvieron la oportunidad de profundizar en un tema que cobra cada vez mayor importancia dentro del plano geopolítico y cultural, al igual que de reafirmación de principios de solidaridad y unidad continental.

“La ilegítima ocupación colonial británica de las Islas Malvinas, que dura ya 182 años, se ve agravada por a negativa del Reino Unido a reanudar las negociaciones sobre soberanía como establece el mandato vigentes de las Naciones Unidas, establecido mediante la Resolución 2065 de la Asamblea General y refrendado por nueve resoluciones subsiguientes y más de treinta de su Comité Especial de Descolonización”, destacó la doctora Soraya Álvarez, directora general de la ACNU.

El politólogo Msc Camilo García López-Trigo al profundizar en el tema Colonialismo y olvido: el caso de las Malvinas, rememoró que el 14 de diciembre de 1960 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 1514 (Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales), la que proclama “la necesidad  de poner fin rápida e incondicionalmente al colonialismo en todas sus formas y manifestaciones”, y considera todo intento de quebrar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país “como incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas”.

Asimismo afirmó que “según las propias Naciones Unidas, el proceso de descolonización es aún incompleto pues actualmente viven bajo el dominio colonial unas dos millones de personas en 17 territorios que conservan el referido estatus de “no autónomos”.

A continuación y referido al caso de Islas Malvinas, García López-Trigo acotó que constituye un archipiélago situado a menos de 500 kilómetros de la Argentina y a más de 12 mil del Reino Unido –uno de los territorios más supervisados por el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas--, por  cuanto la Resolución 2065, aprobada por la Asamblea General el 16 de diciembre de 1965, reconoce dicho caso como “una forma de colonialismo”, e incita tanto a la Argentina como al Reino Unido “a proseguir sin demora las negociaciones a fin de encontrar una solución pacífica al problema, teniendo debidamente en cuenta las disposiciones y los objetivos de la Carta de las Naciones Unidas y de la Resolución 1514, así como los intereses de la población de las islas”.

El tema Cuestión de Las Malvinas en el contexto de las Naciones Unidas fue abordado por la doctora Juana Elena Ramos, quien recordó que a lo largo de los últimos 49 años en Naciones Unidas se han adoptado diez resoluciones referidas al tema de Las Malvinas en la Asamblea General, 31 en el Comité de Descolonización, al igual que se ha tratado dicho tema en el Consejo de Seguridad. La primera, la Resolución 2065, tuvo lugar el 16 de diciembre de 1965.

Argumentó que “no es ocioso recordar volver a la Resolución 2065 de las Naciones Unidas, sino también a la Resolución 1514 (…) Muchos países y estados se pronunciaron a favor de Las Malvinas, aunque no exista una declaración reciente, sí existe una profunda sensibilidad hacia este problema”.

Finalmente subrayó “en el reciente descubrimiento de ricos yacimientos petrolíferos en dicha zona –con potencial para producir 500 mil barriles diarios de petróleo—y otros recursos minerales. Además de su importancia estratégica y militar en el Atlántico Sur para el Reino Unido –y por extensión para la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)--, acerca de lo cual alertó el Gobierno argentino en febrero de 2012 al llamar la atención de la comunidad internacional por el uso de las islas como base de ejercicios aeronavales”.

Por su parte el doctor en Medicina Felipe Pasos hizo un llamado a la necesidad de elevar el nivel de información mediática sobre el caso de las Islas Malvinas y, en específico, “que ella sea dirigida al pensamiento de los jóvenes de nuestra región como forma de acercamiento a la realidad objetiva actual; que los concientice sobre la crisis multifactorial existente hoy en el mundo, pues si nos circunscribimos a un tema perdemos el tiempo. Los temas actuales son diversos y se multiplican cada vez más. Son la pobreza, la insalubridad, el hambre, la miseria, el ascenso de la carrera armamentista nuclear y la inequidad, entre otros males”.

La investigadora Leyla Carrillo, realizó algunas reflexiones sobre Las Malvinas y centró su exposición en la estrategia geopolítica del Reino Unido, alineada a las de los grandes centros internacionales de poder, como focos de militarización, de dominio y de control del comercio, violando y transgrediendo incluso los tratados internacionales, como el de Tlatelolco, entre otros importantes acuerdos regionales.

Las Malvinas son Argentina pero, al mismo tiempo, constituye un problema internacional y, en especial, en este otro lado del mundo donde, como bien proclamase la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en enero de 2014, se lucha por la erradicación de las guerras, por el desmantelamiento de las armas nucleares, por el respeto a la soberanía y a la libre autodeterminación, entre otros aspectos, y para hacer de los pueblos y países de América Latina y el Caribe una zona de paz.

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